Presidente o presidenta
Respecto de la polémica en Twitter sobre si es apropiado decir presidente o presidenta, debemos hacer algunas aclaraciones al respecto. Ya que tanto la RAE como Sánchez Dragó tienen razón. En principio, tal y como señala el escritor, no habría necesidad de introducir el morfema -a en la raíz de la palabra, ya que el morfema -e puede indicar tanto género masculino como género femenino. Ejemplo: estudiante. Podemos decir estudianta, pero no es lo más común. Lo mismo ocurre con indigente, donde la derivación a indigente parece más forzada. Ahora bien, la RAE, que en efecto es una sociedad o entE privado, tal y como ha marcado el escritor con cierto ingenio en su cuenta de Twitter, lo que ha hecho es tan solo manifestar que la palabra presidenta está en sus corpus recogida, y, por consiguiente, en tanto que figura entre sus autoridades, esta forma está aceptada. Al igual que no tiene más remedio que aceptar el leísmo y legitimarlo ya que Cervantes era leísta, y no hacerlo significaría enmendarle la plana a uno de los escritores más universales de las letras castellanas, y no hay nadie que ocupe un sillón en la RAE con legitimidad suficiente como para decir que habría que re-editar El Quijote y corregirle el leísmo a este gran escritor y adaptar su obra de acuerdo con el sistema pronominal canónico de la lengua española. ¿Quién se va a atrever a decir esto? ¿Arturo Pérez Reverte? Ningún escritor actual ni lingüista ni filólogo que ocupe un sillón en esta institución se atrevería a hacer tal cosa. Por lo tanto, el leísmo se queda, porque así está en el corpus de autoridades, y la palabra presidenta por este mismo razonamiento también.
A veces se nos olvida que las lenguas son patrimonio universal y que hay una responsabilidad y libertad individual a la hora de usarla, y que , si bien es cierto que cierta unidad de criterios es lo deseable, sobre todo en una lengua hablada en todo el mundo, no podemos prescribir ni condicionar al hablante en su uso. Desconocemos cuál es la situación para el italiano, pero si la presidenta decide o pide que la llamen presidente está en toda su libertad de hacerlo, tal y como nosotres estamos en la libertad de usar presidenta. Es lo que puede llamarse un uso democrático de la lengua, en el sentido de que cada uno puede amoldarla a su identidad e ideología como quiera en función del uso político y de la concepción del mundo que tenga detrás. Otra cosa diferente es que se coarte esta libertad prescribiendo el uso de presidente para referirse tanto a hombres como mujeres. Recientemente, se ha propuesto el uso del morfema -e para el género fluido y también es legítimo, puesto que las lenguas, en tanto que instrumentos de comunicación, pueden modificarse en su código con diferentes finalidades, y así se ha hecho a lo largo de la historia, por lo tanto, no nos rasguemos las vestiduras.